miércoles, 14 de agosto de 2013

Comentario del Libro...Yo, el director


 

YO EL DIRECTOR  (Mario de Marchis)
En este libro el autor reflexiona y a través de hechos de la historia universal ejemplifica, el actuar de los líderes en las organizaciones, pone en evidencia el gran desafío que representa para los directivos de éste siglo, el evolucionar, adaptarse y quitarse los paradigmas con los que han liderado a sus grupos y las compañías y que los han llevado a encabezarlas.
Modificando la escala de tiempo, al saber que nuestro universo se originó aproximadamente hace 14,000 millones de años, el autor crea un año cósmico que incluye todo lo que sucedió en el universo desde su creación hasta hoy en día. Analizando la complejidad y todos los procesos de transformación y adaptación, nos permite entender como nuestro cerebro aún está condicionado por todos esos milenios en los cuales vivimos sin complicaciones del mundo moderno, y se adaptó aun medio ambiente mucho más sencillo y estático que el actual, en el que la tecnología  y el conocimiento se han vuelto lo más importante y han modificado de manera radical la gestión de la producción, la economía y de la política así como de las relaciones entre las personas.
Tres principios que pueden servir de guía para adquirir cada vez más experiencia en nuestro trabajo:
·         El principio de falibilidad
·         El principio de discusión racional
·         Principio de aproximación a la verdad
Por ejemplo, Ulises de la Ilíada, es un directivo guiado por una ambición desenfrenada aun fin en sí mismo y no motivada por razones de empresa si no en muchos casos simplemente para saciar una necesidad de reconocimiento y poder, si respetar ningún límite ético, que lo lleva a su propia destrucción y fracaso.
El autor cita que el directivo actual se deja llevar por varios "jinetes", lo cual lo conduce a terribles decisiones en su actuar cotidiano. Uno de ellos es la soberbia, mejor referida como el "virus de la inteligencia autodestructiva", y esto implica que cuando la persona empieza a subir cada vez más alto, acumulando éxitos, piensa que es inmune; que nada malo le pasará y no reconoce sus equivocaciones, esto en la organización en la que estoy pasa a menudo, los directivos creen que lo saben todo, no aceptan aportaciones de nosotros los gerentes jóvenes con ideas nuevas, nos llaman “los observadores silenciosos”, y en varias ocasiones se han equivocado sin reconocerlo y como consecuencia de ello generan un re trabajo impresionante lo cual se ve reflejado en improductividad y cargas de trabajo excesivas.

Otro de los terribles "jinetes" que vive el mercado laboral es la adulación y el autor lo aterriza en que muchos de los directivos quieren rodearse de gente que diga ‘sí' a todo. Las compañías del siglo XXI aún muestran características de aquéllas de mediados del siglo XX: son centralizadas, burócratas, con el culto de la personalidad haciendo estragos; donde lo que más se critica de la administración pública se presenta en la privada: falta de ética, de democracia y de participación de los empleados. Otro claro ejemplo de los directivos con los que trabajo, es que el día que no ves las cosas del color que ellos las ven eres él rebelde, él que desafía su poder y matan toda iniciativa que pudiera representar una buena idea para el direccionamiento de la compañía, si tuvieran la capacidad de analizarla objetivamente y aportarle su experiencia se convertiría no sólo en una idea sino es una gran idea.
Cada temperamento necesita un trato apropiado a lo que valora y a lo que es:
·         El artesano “dionisiaco”
·         El racional “prometeico”
·         El guardián “ epimeteico”
·         El idealista “apolíneo”
Considero que  Ser obsesivo con cumplir un horario de trabajo; efectuar peticiones del jefe, aunque sean incongruentes, adular a los superiores (y a sus amigos) para conservar un empleo, como menciona el autor son los comportamientos que efectivamente hoy se viven en las organizaciones y no dejan nada bueno, es triste pero cierto y nosotros los directivos en potencia como me denominaría, tenemos el compromiso de cambiar está filosofía, tenemos que evolucionar a la era del conocimiento. Hay que entender que la gerencia requiere experiencia; capacidad de aprender de sus propios errores; entender el factor humano, y hacer una reflexión para romper esos vicios. El trabajo del directivo hoy se parece mucho al de un agricultor: tiene que preparar el terreno, quitarle la hierba mala, poner abono y agua, y luego la semilla surge.
Otro aspecto que menciona el autor a lo largo de su libro es la confianza, y cita que para las compañías lo más importante es el control de dinero, personas, tiempo; en lugar de fomentar la confianza entre quienes integran esa organización. Por lo que señala que para generarla, los directivos tienen que comenzar por creer y poner en práctica lo que prometen. Ese aspecto en mi caso me parece que es un acierto de los directivos con los que trabajo ya que cumplen lo que te prometen, son coherentes con lo que dice y hacen.
Una definición que me pareció muy interesante fue la de Phoronimos, es la persona que ha alcanzado la phronesis y es que tienen que decir que hacer en circunstancias particulares y a menudo complicadas. De modo que tiene que ser capaz de captar los hechos relevantes y llegar a la decisión adecuada. Eso requiere experiencia, un ojo para lo que es y lo que no es esencial, un sentido de lo q es oportuno.
El autor Nonaka nos da una definición de phronesis en el contexto de una compañía que crea conocimiento que consiste en definir 6 habilidades
·         La capacidad de emitir un juicio moral
·         La habilidad de compartir contextos con otras personas ara crear un espacio compartido de conocimiento
·         La capacidad de entender la esencia de una situación o de una cosa
·         La capacidad de reconstruir la particularidad en lo universal y al revés usando lenguaje – conceptos- narrativa
·         La habilidad de usar herramientas políticas para lograr el bien común
·         La habilidad de transmitir phronesis en otros para crear y una organización resiliente.
Apreciar los placeres simples
·         Reír con frecuencia y amar mucho
·         Ganarse el respeto de la personas inteligentes
·         Merecer la aprobación de los críticos honestos y soportar la traición de los falsos amigos
·         Apreciar la belleza
·         Encontrar lo mejor en los demás
·         Entregarse a los otros
·         Dejar el mundo un poco mejor
·         Haber, jugado y reído con entusiasmo
·         Saber que aunque sea una vida, ha respirado con más felicidad porque uno ha vivido
·         Esto es haber tenido éxito
Estos puntos causaron mucho efecto en mi debido a que muchas veces olvidamos las cosas simples y más importantes de la vida por el trabajo, pensamos que la responsabilidad en el trabajo lleva solo estrés, pero considero que cuando las cosas se hacen con pasión, se disfrutan día a día y es la clave para tomar acciones y decisiones acertadas
Una reflexión interesante que cita el autor:
“Cuando uno es joven valora en el directivo la capacidad intelectual, cuando pasa a la madurez respeta a quienes tienen juicio y cuando llega a la vejez se da que lo único que realmente importa es el carácter”. El verdadero aprendizaje del liderazgo lo da el tiempo.

En conclusión este libro me pareció interesante y diferente, debido a la cantidad de ejemplos históricos que ofrece, es excelente referencia tomar en cuenta los pensamientos de los grandes personajes de la historia, que nos dan pauta para mejorar nuestras acciones en el mundo tan volátil de hoy en día, el tiempo es un gran aliado en cuestión de aprendizaje pero hay que saber aprovechar lo que realmente es productivo y abandonar lo  que nos resulta dañino. Y como directivos tener la sabiduría para aceptar que no seremos perfectos y nunca se deja de aprender.

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